SIGLO XIV

Cuando en 1305 Juan II de Monferrato, sucesor de Guillermo VII, muere, el pueblo de Ivrea destruye una vez más el Castellazzo; a partir de entonces éste no volverá a ser reconstruido,  estableciéndose, por ley, que no se levantará ningún otro edificio en aquel lugar (el rito del juramento del Podestà se repite en carnaval con la ceremonia de la "presa al Dora").

En los años siguientes los Marqueses del Monferrato están ocupados resolviendo problemas sucesorios  de su linaje, por lo que otras dos casas feudales, emparentadas entre sí y colindantes con el Canavese, se aprovecharán de su debilidad: los Saboya y los Acaya.

En este punto es necesario precisar que en 1308 Enrique VII de Luxemburgo es elegido emperador y quiere restablecer la sumisión de la Italia septentrional al imperio.

En 1310 baja a Italia para hacerse coronar Rey. Encuentra apoyo en los Saboya y en los Acaya y por ello nombra vicario de la ciudad de Ivrea a un conde de Saboya .

Enrique VII será  nombrado Rey por el Papa, pero el título es puramente honorífico (la Italia septentrional no se somete al emperador) y de hecho se extinguirá con su muerte en 1313.

En aquellos años, por lo tanto, Ivrea se ve obligada a jurar lealtad al emperador por medio de los Saboya, los cuales consiguen en 1313, con la ayuda de nobles familias eporedien- ses la dedición (sumisión) de la ciudad. El acta de dedición fue firmada definitivamente el 15 de noviembre de 1313. Pero tanto los Saboya como los Acaya se disputan el derecho sobre la ciudad, por lo que se decide que nombrarán alternativamente a quien deba gobernarla.

Los puntos principales del acuerdo son: 1) a los Señores (Saboya - Acaya) les corresponden las gabelas (impuestos) de la sal, de los peajes, de los granos, de las muelas (piedras de molino) y de los caballos; 2) la Credenza (es decir, el consejo municipal) puede hacer estatutos, siempre que no sean contrarios a los Saboya; 3) el Vicario o el Podestà, nombrado por los Saboya a propuesta del ayuntamiento ha de atenerse a los

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Estatutos;  4) los Señores deben defender la ciudad; 5) los Señores pueden edificar castillos donde quieran.

Acta de dedición de los hombres del Ayuntamiento de Ivrea a Amadeo VI de Saboya

Los nuevos dueños de Ivrea y del Canavese pasarán años y años ocupados en guerras y escaramuzas, sea con los Terratenientes locales ( condes de Masino, Valperga ...), a menudo enfrentados entre sí, sea con los Marqueses del Monferrato, enemigos acérrimos de los Acaya.

Mientras el Piamonte tiene aún una organización de tipo feudal, a pesar de la presencia de los ayuntamientos, en la otra parte de la Italia septentrional los municipios, que eran auténticas ciudades-estado, se transforman en Señoríos en los que un Señor organiza su territorio como si fuese un verdadero estado.

En 1347 el Señor de Milán, Luchino Visconti, ayuda al Marqués de Monferrato a apoderarse de Ivrea. A causa de las disputas que surgen entonces, en las que interviene también la Iglesia, dos años después, en 1349, Ivrea queda repartida en dos partes iguales entre el Marqués del Monferrato y el Conde de Saboya (a los Acaya se les concede la mitad de la ciudad de Chieri).

Sin embargo, en 1356 Jaime d’Acaya consigue apoderarse de Ivrea. Se produce un enfrenta- miento entre Amadeo VI de Saboya y Jaime d'Acaya; derrotado éste, acepta su exclusión del Canavese. Igual suerte les corresponde a los Marqueses del Monferrato.

Amadeo VI, llamado el Conde verde, queda así como único Señor de la ciudad, y como confirmación de su poder comienza la construcción del castillo. El castillo fue construido fundamentalmente con fines defensivos más que como demora. La residencia oficial de los Saboya, en realidad, está en Chambery, en Francia (y luego en Turín).

En 1365 Amadeo VI fue nombrado vicario imperial por el emperador Carlos IV (quien se interesará muy poco por los problemas italianos). Con el cargo de Vicario todos los señores feudales, los eclesiásticos, los nobles y los ayuntamientos deben jurar lealtad al conde Amadeo de Saboya, a quien corresponde además el derecho de intervenir en nombre del emperador cada vez que la paz esté en peligro. Amadeo VI consigue también el título de los feudatarios precedentes y se convierte en Marqués de Ivrea (este título fue mantenido por todos los Saboya hasta el último rey). La extensión de los territorios de los Saboya y su poder cada vez mayor no puede complacer, obviamente, a los feudatarios canavesanos, pero sobre todo a los enemigos de siempre: los Marqueses del Monferrato, los Visconti y los Acaya.

Hay que señalar, además, que Ivrea se encuentra en una posición geográfica estratégica como punto importante de comercio. Los enemigos de los Saboya, por lo tanto, apoyan una revuelta popular, conocida con el nombre de Tuchinaggio, que estalla en 1386 en el alto Canavese. Contra esta sublevación interviene Amadeo VII, llamado el Conde Rojo, quien, tras una sucesión de victorias y derrotas, conseguirá calmar a los tuchini en 1491. Ese mismo año muere Amadeo VII y le sucede el pequeño Amadeo VIII; se abre un periodo de crisis en la casa de Saboya y de nuevo intentan aprovecharse los Acaya y los Monferrato (que son además rivales). El Marqués del Monferrato contrata a un mercenario, Facino Cane (que ya había estado al servicio de los Visconti), para que reconquiste el Canavese. De 1393 a 1400 el ejército de Facino Cane recorre el Canavese saqueando y robando, e incluso intenta asediar Ivrea. Las correrías de Facino Cane terminan en 1401, cuando se pone de nuevo al servicio de los Visconti.